Fin de vacaciones y vuelta a la incierta realidad
Estamos en los últimos días de agosto, poco a poco se acerca inexorablemente el fin de las vacaciones y la vuelta a la incierta realidad. Las hemos vivido distintas que otros años, sin duda. Agarrados a la mascarilla, al gel hidroalcohólico y a la esperanza (por momentos haciendo una desmentida de la realidad) de que “a nosotros no nos va a pasar nada” y “si lo cogemos, afecta igual que una gripe”.
Para muchos el verano ha sido como una válvula de oxígeno, en definitiva, ¡solamente hay uno! Había que descansar, aprovechar y disfrutar, luego ya se verá… Playa, montaña, pueblo, destinos dispares para un único objetivo, intentar meter en el congelador este acontecer traumático que nos atrapa sin tregua desde hace unos meses.
La pandemia del COVID-19 arrasó nuestra forma de vida dejándonos en estado de shock, no esperábamos que ocurriera algo así. Carecíamos de las herramientas psíquicas tanto a nivel individual como social para poder digerirlo, tuvimos que tragarlo como pudimos y continuar hacia adelante. De a poco, estamos aprehendiendo a elaborar esta “nueva normalidad”, siendo un camino arduo cuando el futuro está impregnado de incertidumbre absoluta. Y no hablo de un futuro a largo plazo, no, pienso en septiembre y la vuelta al cole. Al día a día cotidiano desdibujado, porque a estas alturas no sabemos casi nada.
Yo me pregunto: ¿Cómo ir elaborando todo que hemos perdido y el estrés postraumático por todo lo sucedido que tanto nos ha conmocionado? ¿Los duelos sin despedida, no transitados, qué efecto tendrán? ¿Irán los niños al colegio? ¿Cómo organizarán el sistema educativo para poner en marcha protocolos que puedan proteger, y a la par, tener en cuenta sus necesidades socio afectivas? ¿Los adolescentes tendrán puentes hacía la exogamia (tan necesaria para ellos) o volverán al duro y solitario trabajo en sus habitaciones? ¿La conciliación familiar se podrá dar? ¿Cómo harán las personas que han perdido sus trabajos y la fe en encontrar otro? ¿O los que han tenido que cerrar sus negocios, eso sí, acompañados por las deudas? Infinidad de interrogantes atemperados por el oasis del verano, se disparan.
Pero septiembre está a la vuelta de la esquina. Y este año los propósitos clásicos como estudiar inglés, ir al gimnasio, adelgazar, etc., sería importante unirlos a otros más profundos emocionalmente, para que se pueda ir dando una buena adaptación. Cuidar(nos) más por dentro y escuchar(nos) para poder construir algo sólido que nos sostenga como individuos, pero también como parte de una red social. La apariencia, el éxito personal y el mirar para otro lado, estaban de moda cuando nos creíamos narcisisticamente que todo lo podíamos, pero hoy en día parecen tan obsoletos. Es necesario crear más recursos, a no ser que queramos ir a luchar a la guerra con una sombrilla multicolor, será preciosa y tendremos una actitud muy positiva, pero de poco nos servirá y menos nos protegerá.
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